La histórica norma de la Familia Real que perjudica a la infanta Sofía: 'No puede...'

La infanta Sofía está en boca de todos por una cuestión que ha pasado desapercibida para muchos hasta ahora. A diferencia de su hermana, la princesa Leonor, Sofía no luce las exclusivas joyas de la familia. El motivo, según la experta en protocolo María José Gómez y Verdú, es una norma histórica que la deja fuera de este legado: "No puede usar las joyas de pasar".

Esta afirmación ha abierto un interesante debate sobre las reglas que aún rigen la vida de las mujeres dentro de la Familia Real. ¿Hasta qué punto condiciona el título el acceso a privilegios como las joyas dinásticas? ¿Y qué otras limitaciones enfrenta Sofía por no ser la heredera?

La histórica norma de la Familia Real que impide a la infanta Sofía usar el joyero real

La infanta Sofía ha comenzado a tener protagonismo público en los últimos meses. Con 18 años recién cumplidos, ya ha presidido actos en solitario y ha acompañado a su hermana en varios compromisos. Pero, pese a estos avances, las normas son claras: el joyero real está vetado para ella.

La revista Lecturas ha consultado a Gómez y Verdú, quien confirmó lo que muchos sospechaban. "Su acceso no será al joyero real, reservado para las reinas y futuras reinas", explicó la experta. Esta restricción no es un simple detalle, sino una línea clara que marca la jerarquía dentro de la institución.

Desde hace años, las joyas del pasar se asocian al poder simbólico de la Corona. Se trata de un conjunto de piezas únicas que la reina Victoria Eugenia dejó como patrimonio exclusivo para la reina y la heredera. Este legado, custodiado con celo por la institución, forma parte de una tradición inquebrantable.

La reina Letizia, por ejemplo, ha utilizado estas joyas en múltiples ocasiones oficiales. Como el collar de diamantes que lució recientemente en un acto de Estado. No obstante, y aunque sus hijas ya han comenzado a tener visibilidad institucional, no todas tienen acceso a este simbolismo.

"La infanta Sofía, como hija menor, no está llamada a ocupar el trono", aclara Gómez y Verdú. "No puede, por tanto, usar las joyas de pasar, ese conjunto de piezas excepcionales. Como la tiara Flor de Lis o el collar de chatones, que la reina Victoria Eugenia dejó como patrimonio para uso exclusivo de la consorte y la heredera al trono", explica.

Aunque se espera que la infanta Sofía siga desempeñando funciones públicas, su papel será siempre secundario respecto al de la princesa Leonor. El acceso a las joyas dinásticas no es solo un asunto de estética o tradición, sino una forma sutil de subrayar quién encarna el futuro de la Corona.

La tiara como símbolo institucional: ¿podrá usarla la infanta Sofía?

Uno de los puntos más interesantes del protocolo es el uso de la tiara, una pieza cargada de significado. Aunque históricamente reservada para mujeres casadas, en la actualidad se ha flexibilizado su uso en algunas monarquías europeas.

"En la tradición española, al igual que en otras casas reales, las tiaras han sido reservadas históricamente para mujeres casadas", afirma Gómez y Verdú. No obstante, los tiempos cambian, y la posibilidad de ver a la princesa Leonor con tiara antes de contraer matrimonio ya no es impensable.

¿Y en España? La experta ha respondido con claridad: "La infanta Sofía, como hija menor de los reyes, no está llamada a ocupar el trono, pero sí representa. Y representará, cada vez más, a la institución. Es aquí donde la tiara cobra significado: no como simple adorno, sino como un gesto de pertenencia institucional, un acto de afirmación simbólica de su rol dentro de la Casa Real".

Por lo tanto, aunque no pueda lucir las joyas del pasar, no está descartado que la veamos, en un futuro, usando una tiara en representación de la institución. La incógnita es cuándo y en qué contexto ocurrirá.

La histórica norma del joyero real evidencia una vez más las diferencias entre la princesa Leonor y la infanta Sofía. Aunque esta última representa a la Corona, su acceso a símbolos clave como las joyas del pasar está vetado. En un contexto de cambios sociales y de imagen institucional, el protocolo tradicional podría tener que replantearse más pronto que tarde.