
Golpe durísimo para Guillermo y Harry: tiene que ver con Lady Di
Una pérdida muy cercana remueve viejas emociones y revive uno de los momentos más duros que vivieron en su juventud
Algunas despedidas duelen más de lo que uno espera, porque traen consigo la memoria de momentos imposibles de olvidar. Hay personas cuya presencia marcó silenciosamente una historia. Así fue con quien estuvo junto a Guillermo y Harry cuando el mundo de ambos se derrumbó.
A veces no se necesita decir nada para brindar consuelo, solo estar allí, firme, cercano y humano. Ese tipo de figuras dejan una huella que el tiempo no borra. Su adiós no solo emociona, también revive un capítulo profundamente triste en la vida de los príncipes.

Una pérdida que revive el dolor más íntimo
Graham Craker, el guardaespaldas que acompañó a los príncipes Guillermo y Harry en su juventud, ha fallecido. Su muerte trae recuerdos que ambos nunca han dejado atrás. Estuvo junto a ellos el día que supieron que su madre, Diana, había muerto.
Ese trágico 31 de agosto de 1997, Craker estaba en Balmoral con la familia. A la mañana siguiente, vio a Guillermo caminando con su perro y se acercó. “Lamento mucho escuchar tus malas noticias”, le dijo.
Con serenidad, el joven príncipe solo respondió: “Gracias”. Años después, Craker recordó: “Quizás lo más emotivo fue ver a Guillermo a la mañana siguiente”. Una escena que aún conmueve a quienes la conocen.

Mucho más que un escolta: una figura esencial
Craker fue oficial de la Policía Metropolitana durante 35 años. Durante 15, fue el encargado de la protección personal de los príncipes. Se retiró en 2001, pero su vínculo con ellos nunca desapareció.
Estuvo con Guillermo y Harry durante el funeral de Lady Di. “Guillermo levantó la vista y me saludó, lo miré y asentí. Guillermo se sintió reconfortado al saber que estaba con su madre en su último viaje”.
Harry, en sus memorias, escribió: “El conductor tenía que detenerse constantemente para que el guardaespaldas pudiera salir y limpiar las flores del parabrisas”. Añadió: “Siempre lo llamábamos Crackers”.

Un legado que trasciende la Casa Real
Años después, fue invitado a la boda de Guillermo y Kate. Un gesto que refleja cuánto significó en sus vidas. Su entrega le valió ser condecorado por la reina Isabel II con la Real Orden Victoriana.
Fuera del ámbito real, trabajó como voluntario en organizaciones sociales. En Southern Maltings, lo recordaron como “nuestro propio James Bond”. “Será recordado por su risa, su calidez y por cómo siempre quería ayudar a la gente”.
Crackers fue más que un guardaespaldas. Fue un apoyo incondicional, un rostro sereno en el dolor y un ejemplo de entrega y humanidad. Hoy, se despide con respeto y gratitud.
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