Conjuro de Navidad
Durante la infancia, la Navidad se vive como una época de magia y de ilusión
La Navidad es una de las épocas más mágicas del año. En ella confluyen celebraciones tan ancestrales como la del solsticio de invierno en el hemisferio Norte y más contemporáneas pero aun así antiguas, como el fin y el inicio de un nuevo año y el nacimiento de Jesús. En el hemisferio sur, esta época coincide con el solsticio de verano, única efeméride más relevante que el solsticio de invierno en todo el año.
Durante la infancia, la Navidad se vive como una época de magia y de ilusión, en la que todo parece posible y los deseos se hacen realidad. Cuando crecemos, esta magia parece disiparse y muchos viven estas fechas como cualquier otra época del año. Sin embargo la magia de esta época no es solamente algo subjetivo y reducido a la infancia. Desde siempre, ha sido tiempo de buenos deseos. Se realizaban conjuros para favorecer que la temporada entrante fuese próspera y las cosechas dieran buenos frutos. Se encadenaban las celebraciones mágicas y los pueblos se agrupaban en el recogimiento de los hogares.
Es por ello que se trata de la época más propicia para realizar hechizos y conjuros de buena suerte, los cuales se resumen en el muy antiguo hechizo de protección, redescubierto por el chamán Ricardo Estevez, que se remonta a los antiguos rituales babilónicos de cosecha y fue practicado durante milenios hasta su prohibición en la Europa y Oriente Próximo medievales por parte de los poderes fácticos. Se trata de una magia muy poderosa, pero completamente blanca y por tanto perfecta para estas fechas.
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