Recorriendo el increíble Camino Lebaniego - Etapa 2
La belleza del recorrido compensa el esfuerzo y llevar suficiente alimento y agua es crucial para disfrutar el camino
Luego de recorrer unos 28 km en la primera etapa del Camino Lebaniego, llegamos al albergue en Cades. Allí descansamos y retomamos fuerzas para emprender la segunda etapa del camino. Que va desde esta localidad hasta Cabañes, en mitad de los Picos de Europa.
Recorriendo el increíble Camino Lebaniego. Etapa 2
Esta etapa es desafiante debido a su desnivel y recorrido, pero también es una de las más hermosas del trayecto.
Inicio en Cades
La segunda etapa del Camino Lebaniego comienza en Cades, un pequeño pueblo que destaca por su ferrería, un punto de interés histórico y cultural. A la salida del albergue en Puente el Arrudo, cruzamos el puente y seguimos rumbo a la Ferrería de Cades.
Desde aquí, las flechas rojas nos guían por la carretera hacia el pueblo de Lafuente. Aunque esta carretera no tiene arcén, cuenta con señales de «atención peregrinos» que nos acompañan a lo largo del trayecto.
Las primeras paradas Sobrelapeña y Quintanilla
La flora a ambos lados de la carretera hace el recorrido más ameno hasta llegar a Sobrelapeña, donde podemos tomar un desvío a Quintanilla. Este desvío es de 1,5 km (ida y vuelta) y nos lleva a una tienda y un bar, una parada ideal para reabastecernos. Desde Quintanilla, podemos volver a la carretera principal o seguir en forma de V para retomar el camino hacia Lafuente.
En Lafuente, encontramos una de las joyas del arte románico en Cantabria: la Iglesia de Santa Juliana, declarada Bien de Interés Cultural. Esta iglesia data de finales del siglo XII y principios del XIII, y presenta influencias del protogótico, como los arcos apuntados. A unos 50 metros de la iglesia, una flecha nos indica la subida al siguiente pueblo, Burió.
Ascenso y descenso hasta Cicera
Continuamos el ascenso hacia Collado de Hoz, donde disfrutamos de una vista panorámica del Valle de Lamasón. Desde aquí, comenzamos a descender 1.8 km hasta Cicera. Una vez en Cicera, es recomendable visitar el mirador de Santa Catalina, que se encuentra a unos 3 km.
Este mirador ofrece vistas espectaculares de los Picos de Europa y parte del Desfiladero de la Hermida, y el sendero hasta allí está adornado con figuras de la mitología cántabra.
Bosque de robles y Santa María de Lebeña
Desde Cicera hasta Lebeña, recorremos 9.6 km por un bosque de robles y hayas con ejemplares milenarios. En temporada, podemos encontrar setas, incluida la peligrosa amanita faloides.
Al llegar a Santa María de Lebeña, encontramos otra joya del arte prerrománico español: un templo mozárabe construido en el año 925. Este templo fue construido por cristianos huidos de territorio árabe y presenta elementos como el arco de herradura.
Últimos tramos hasta Cabañes
Continuamos por carretera hasta Allende y luego ascendemos hasta Cabañes, donde nos encontramos con el albergue, la primera construcción a nuestra derecha. Si no planeamos pernoctar en Cabañes, hay dos alternativas para llegar a la Villa de Potes
Desfiladero de la Hermida
Río del Rubejo: En la intersección a Allende, podemos tomar el desvío hacia la izquierda por el río del Rubejo. Este camino nos lleva al Habario, con sus castaños milenarios, y desde allí podemos llegar a Pendes y visitar su quesería. También podemos tomar una bifurcación en mitad del camino para subir a Cabañes.
El plato típico de Cantabria
Durante nuestro recorrido por el Camino Lebaniego, nos desviamos para degustar uno de los platos típicos de Cantabria: el cocido lebaniego. Este guiso es una auténtica delicia gastronómica de Liébana, en Cantabria, y se destaca por sus ingredientes tradicionales.
Los pequeños garbanzos de Potes, las patatas y la berza (a menudo sustituida por repollo) forman la base de este plato. Además, se le añade el compango, que incluye chorizo, morcilla, tocino y hueso de jamón, procedente de la matanza del cerdo. La carne de ternera, como la cecina, el hueso de rodilla y el zancarrón, también es parte fundamental del cocido lebaniego.
Un toque especial es el relleno, una masa hecha de miga de pan, huevo, chorizo y perejil. Este guiso es similar a otros cocidos españoles, como el cocido madrileño, pero con su propio carácter y sabor únicos. Probar el cocido lebaniego es una experiencia imperdible para cualquier peregrino, ya que ofrece una deliciosa muestra de la rica tradición culinaria de Cantabria.
No solo es un plato nutritivo y reconfortante, sino también una manera de conectar con la cultura y las costumbres locales durante nuestra travesía por el Camino Lebaniego.
Es una ruta exigente que puede dividirse en dos etapas si no se está acostumbrando a caminar por la montaña. Sin embargo, la belleza del recorrido compensa el esfuerzo. Madrugar y llevar suficiente alimento y agua es crucial para disfrutar plenamente de esta experiencia.
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