LA GACETA Un inmigrante ilegal iraquí asesina a una niña ucraniana refugiada en Alemania
Ideología y migración ilegal cuestan vidas en Europa.
El pasado 11 de agosto, la ciudad de Friedland fue escenario de un hecho trágico. Una joven refugiada ucraniana de 16 años, Liana K. Fue empujada a las vías por un inmigrante iraquí en situación ilegal, cuya deportación estaba pendiente.
La adolescente regresaba a su casa hablando por teléfono con su abuelo, quien escuchó un grito desesperado. Minutos después, un tren de carga a 100 km/h la arrolló. El suceso ha reavivado el debate sobre la creciente delincuencia relacionada con inmigrantes en situación irregular y la urgente necesidad de reforzar la seguridad y el control fronterizo.
Policia alemana intenta hacerlo pasar como accidente | Google
La policía trató de presentar el hecho como un accidente, pero el testimonio del abuelo y las pruebas forenses demostraron lo contrario. El agresor, un iraquí musulmán de 31 años con antecedentes de esquizofrenia paranoide, llegó a fingir que
Había encontrado el cuerpo casualmente.
Restos de su ADN en el hombro de la joven confirmaron su responsabilidad. El caso salió a la luz semanas después, cuando la prensa local difundió los detalles. Al igual que en el asesinato de la refugiada ucraniana Irina Zarutska en Estados Unidos, medios y autoridades intentaron minimizar y ocultar lo ocurrido.
Lo más alarmante: el agresor tenía la solicitud de asilo rechazada y pesaba sobre él una orden de expulsión que nunca se ejecutó. Permanecía en Alemania de manera ilegal, protegido por un sistema que tolera la impunidad y descuida la seguridad ciudadana.
Movimientos como Black Lives Matter y ciertos sectores del feminismo han permanecido en silencio. Priorizando sus agendas ideológicas por encima de la defensa de las víctimas, como ocurrió también con Irina Zarutska y la joven estadounidense asesinada recientemente.
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