
Saborea Almería con todos sus productos auténticos y refrescantes
Sabores del verano: lo mejor de la gastronomía almeriense
Almería es mar, sol y tradición, pero también es sabor. Cada verano, la provincia andaluza despliega su mejor carta gastronómica.
Pescados, tapas, guisos y dulces se convierten en protagonistas. Comer aquí es viajar por su costa, su campo y su historia.
Las playas almerienses no solo ofrecen baños de sol. También regalan platos frescos y marineros.
Las sardinas a la plancha o en espeto son un clásico. Se comen en chiringuitos, con vistas al mar y una cerveza fría. Otra joya es el galán frito, un pescado autóctono poco conocido pero muy sabroso.
El calamar en aceite y los guisos con jibia completan el menú del litoral. Platos sencillos, de raíces humildes, que conservan la esencia del Mediterráneo.
En tierra firme, la tradición manda. El gurullo con conejo o jibia es típico del interior. Se trata de un guiso con pasta casera que se mezcla con carne o marisco.
Sabroso, nutritivo y perfecto para el mediodía. Otro imprescindible es la olla de trigo, plato de cuchara con legumbres, embutidos y cereal. Ideal para las noches de feria o fiestas populares.

Los amantes del tapeo están de suerte. Almería es tierra de tapas. El chérigan es el rey: pan crujiente, alioli y toppings como atún, jamón o queso. Se sirve en casi todos los bares.
El tabernero, un pisto sobre pan, también es habitual. Y no faltan las migas, la pipirrana o el remojón de naranja para refrescar el paladar.
Para comer bien sin gastar mucho, la ciudad ofrece rutas gastronómicas. En barrios como el casco antiguo o la calle Jovellanos, bares como Casa Puga o Taberna Nuestra Tierra son paradas obligadas. Tapas generosas, trato cercano y ambiente local.
Almería también tiene alta cocina. Restaurantes como Barra de José Álvarez o Tinta Negra han sido reconocidos por la guía Michelin. Fusionan producto local con técnicas modernas. Una experiencia distinta, sin perder la esencia.
El dulce también tiene su espacio. Los soplillos de las Alpujarras, la leche frita o el pulpo seco son postres tradicionales. Se elaboran con recetas antiguas y se consumen todo el año. Pero saben mejor en verano, al aire libre y con buena compañía.
La bebida estrella del verano es la cerveza. Rubia, bien fría y en vaso pequeño. Marida a la perfección con tapas, frituras y guisos. También es común el tinto de verano o el vermut antes de comer.
En agosto, Almería celebra su feria. Es la excusa perfecta para probarlo todo. Migas con melón, carne a la brasa, dulces de feria y bebidas frescas. Música, farolillos y platos de siempre.
En resumen, Almería ofrece una cocina viva, sencilla y llena de carácter. Comer aquí es una forma de conocer la tierra. Su gente, su paisaje y su cultura. Este verano, más que nunca, Almería sabe a mar, campo y tradición.
Más noticias: