
Trump cerca a Maduro con un despliegue militar sin precedentes
El Gobierno estadounidense intensifica la presión sobre Caracas para forzar una salida pactada de Maduro
La Administración Trump ha reforzado su presencia militar en el Caribe con el objetivo de presionar al régimen de Nicolás Maduro.
Opositores y analistas venezolanos sostienen que Washington busca forzar una salida pactada o la rendición del líder chavista.
El despliegue es el mayor de buques y aviones de combate en más de tres décadas. Aunque comenzó como una operación antidroga, ha evolucionado hacia una estrategia de máxima presión política.
Según fuentes opositoras, el mensaje de Estados Unidos es claro. Permanecer en el poder resultará más costoso para Maduro y sus colaboradores que negociar su salida.
Detrás del incremento militar, hay una advertencia implícita de que Washington podría usar fuerza selectiva si el régimen se resiste a ceder el control.
Una demostración de fuerza sin invasión directa
En la Casa Blanca insisten en que no se trata de una invasión tradicional. Portavoces estadounidenses y representantes de la oposición afirman que la maniobra busca mostrar una superioridad militar tan abrumadora que logre efectos políticos sin necesidad de una intervención masiva sobre el terreno.

El objetivo, según estas fuentes, es provocar una fractura interna en el chavismo. Washington pretende sembrar dudas en la cúpula militar y política, haciendo creer que la caída de Maduro es inevitable.
De esa forma, aspiran a fomentar deserciones y acelerar una transición negociada. Desde el Departamento de Estado se subraya que la prioridad oficial sigue siendo frenar el narcotráfico.
Sin embargo, los portavoces estadounidenses describen a Maduro como un “fugitivo” que amenaza la seguridad regional, lo que refuerza el carácter político del despliegue.
Analistas consultados coinciden en que Trump busca proyectar fuerza en un momento de tensiones globales, utilizando a Venezuela como escenario de presión geopolítica.
Esta operación, aseguran, forma parte de una estrategia más amplia para recuperar influencia en América Latina frente al avance de potencias rivales.
El petróleo y las alianzas internacionales, claves del conflicto
El interés de Washington en Venezuela trasciende lo ideológico. El país sudamericano posee las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, además de importantes yacimientos de oro, diamantes y coltán.
Controlar o al menos estabilizar esa riqueza energética es un objetivo estratégico para cualquier potencia.
Durante décadas, Caracas mantuvo estrechas relaciones con Estados Unidos, pero el chavismo alteró el equilibrio. En los últimos veinte años, Venezuela ha reforzado su alianza con Rusia, China e Irán.
Estas potencias han suministrado armas, asesoramiento tecnológico y respaldo diplomático, complicando cualquier intento de intervención directa.
Fuentes diplomáticas señalan que estos vínculos convierten a Venezuela en un tablero de rivalidades internacionales.
Un conflicto abierto podría arrastrar a varios actores globales y alterar el equilibrio en la región. Por eso, la estrategia de Trump parece apostar por la presión gradual, antes que por un enfrentamiento total.
Contactos discretos y mensajes contradictorios
Mientras el despliegue militar continúa, se han producido contactos discretos entre Caracas y emisarios estadounidenses.

Según diversas fuentes, el gobierno venezolano habría ofrecido escenarios alternativos que incluyeran un traspaso de poder a la vicepresidenta Delcy Rodríguez.
Algunos analistas aseguran que el propio Trump habría reconocido que Maduro intentó ofrecer concesiones para evitar una escalada mayor.
Sin embargo, dentro del entorno opositor crece la convicción de que Washington ya ha decidido endurecer su postura hasta lograr la caída definitiva del régimen.
Empresarios y exdiplomáticos alineados con la oposición sostienen que el plan estadounidense contempla incluso la “captura o eliminación” del presidente venezolano.
Aunque la Casa Blanca no confirma ese extremo, las declaraciones de altos cargos dejan entrever que todas las opciones permanecen sobre la mesa.
La tensión aumenta cada día en el Caribe y en Caracas. Mientras Washington muestra músculo militar, Maduro refuerza su aparato de defensa y apela a la lealtad de las Fuerzas Armadas.
El pulso entre ambos gobiernos entra en una fase decisiva, con el futuro político de Venezuela y la estabilidad regional en juego.
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