
La piscina, que prohibió su entrada a inmigrantes en Suiza, rompe el récord de venta
La polémica propuesta de la instalación de Porrentruy ha devuelto a los locales la tranquilidad del balneario original
Las medidas más drásticas siempre son las que demuestran ser más efectivas. Esto se ha comprobado en una piscina pública en Porrentruy, Suiza. Una instalación al borde del cierre debido a problemas de violencia, comportamientos inapropiados y disturbios frecuentes.
Estos incidentes eran provocados principalmente por jóvenes recién llegados al país. Procedentes de culturas con normas sociales que, en algunos casos, difieren notablemente de las locales. En particular, se reportaron casos de acoso a menores, lo que generó gran preocupación entre los usuarios del recinto.

Frente a la situación descontrolada, se optó por una medida tajante y contundente: restringir el acceso a personas extranjeras. El resultado fue inmediato y positivo, según relatan tanto los visitantes locales como el personal del lugar, quienes expresan su satisfacción con el cambio.
Según el 20 minutos suizo, se ha señalado un notable aumento en la venta de abonos de temporada tras la implementación de la restricción. “Todo ha salido genial”, declaró al periódico Lionel Maître, concejal de turismo y ocio de Porrentruy. “Los ciudadanos han redescubierto el balneario con la tranquilidad a la que se asociaba”, añadió.
"Hemos visto un aumento en la venta de abonos, ya que los ciudadanos finalmente han recuperado la tan ansiada sensación de seguridad. No ha habido problemas ni nuevas prohibiciones de baño desde entonces".
Maître señaló que con el tiempo se volvió evidente que muchos de los implicados en los incidentes tenían nombres árabes. Añadió que, desde la aplicación de las nuevas medidas, la necesidad de personal de seguridad en la piscina se ha reducido casi por completo.
Una medida tachada de discriminatoria
Tras el revuelo y las críticas y acusaciones de discriminación hacia los franceses, el alcalde de Porrentruy, Philippe Eggertswyler, ha hablado. En declaraciones a Radio Fréquence Jura, explicó que no son prejuicios contra los extranjeros, sino una necesidad de restablecer la tranquilidad y la seguridad de los habitantes de la localidad.
"Ser elegido es asumir responsabilidades y los electos asumen sus responsabilidades". Subraya que su deber es priorizar el bienestar de los residentes locales.
"Hay que ver el problema de otra manera. Hoy hay una gran afluencia y es imprescindible asegurar que los habitantes de nuestro pueblo puedan aprovechar esta infraestructura", finalizó.
A pesar de la contundencia de la medida, se ha dejado la posibilidad de levantar el veto. "Todo dependerá del comportamiento de los usuarios y la evolución de los acontecimientos". Solo quieren que la piscina vuelva a ser "un lugar de esparcimiento abierto, pero respetuoso de las normas de convivencia".
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