El inusual rol del Gobierno de España en la política venezolana

En los últimos años, España ha adquirido un rol peculiar en la política venezolana. No solo se ha convertido en el refugio predilecto de los opositores al régimen de Nicolás Maduro. Si no también en el lugar donde supuestamente se tejen discretamente acuerdos. 

La embajada española, en Caracas, ha sido testigo de cómo figuras claves de la oposición y el chavismo han utilizado el suelo español para establecer vínculos, probablemente más estratégicos que diplomáticos.

Un imán para los opositores venezolanos

El exilio en España ha sido el destino  predilecto para líderes de la oposición  venezolana. Que debido a la creciente represión del régimen de Maduro, han visto su país convertido en un territorio hostil.

Ejemplos sobran:  Leopoldo López, Antonio Ledezma, Julio Borges, se han asentado en tierras españolas tras escapar de persecuciones judiciales. ¿Qué tiene España que la convierte en este oasis para opositores?. 

A este grupo de exiliados se les suma Edmundo González, el más reciente candidato opositor en las elecciones presidenciales venezolanas. Quien decidió seguir los pasos de sus compañeros y refugiarse en Madrid tras una orden de arresto emitida por un tribunal antiterrorista venezolano. No sorprende que España sea, una vez más, el refugio elegido, un sitio que muchos de estos líderes ya consideran su "segunda patria".

¿Negociación o improvisación política?

Uno de los aspectos más interesantes de esta relación es cómo la embajada española de Caracas, se han convertido en el epicentro de negociaciones políticas y refugio temporal para los perseguidos. Basta recordar el caso de Leopoldo López, quien, tras pasar años bajo arresto domiciliario, encontró en la residencia del embajador español un refugio seguro antes de su huida definitiva a Madrid. Esta estrategia de refugiarse en sedes diplomáticas ha sido una táctica común entre los líderes opositores, aprovechando la protección que el derecho internacional les confiere en suelo extranjero.

Sin embargo, esta relación tiene tintes de ambigüedad. Algunas figuras del chavismo, como Luisa Ortega Díaz y Miguel Rodríguez Torres, también han encontrado en España un lugar para retirarse.

Esto ha suscitado críticas y preguntas incómodas. ¿Está España actuando como mediador en las tensiones venezolanas o simplemente como un destino de retiro para todos los implicados?

La embajada de España es el punto de negociación de la dictadura y la oposición venezolana

El polémico encuentro entre Delcy Rodríguez y el embajador español en Caracas ha levantado una vez más preguntas sobre el respeto a las sanciones impuestas por la Unión Europea (UE). Desde 2017, Delcy, junto con otros 24 funcionarios venezolanos. 

Tiene prohibido pisar suelo europeo debido a su participación en la represión y erosión del Estado de derecho en Venezuela. Pero,  ¿qué sucede cuando estas reglas se rompen. Además con la aparente complicidad de un país europeo?

La situación recuerda al infame "Delcygate" de 2020, cuando la vicepresidenta venezolana aterrizó en el aeropuerto de Barajas. Donde se reunió con el entonces ministro de Transportes español, José Luis Ábalos, en lo que fue descrito por algunos como un “accidente diplomático”. ¿Accidente? Más bien un encuentro cuidadosamente orquestado que, según EE.UU., socavó las políticas europeas hacia Venezuela.

Ahora, en Caracas, Rodríguez ha vuelto a violar esas sanciones al ingresar a la embajada española, lo que ha suscitado críticas internacionales.

La pregunta que muchos se hacen es. ¿Qué peso tienen realmente estas sanciones si no se cumplen?. Edmundo González, opositor exiliado, denunció recientemente que tanto Delcy como su hermano Jorge. Le coaccionaron durante un encuentro en dicha embajada, presionándole para abandonar el país.