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Mujer de cabello rizado y teñido de color violeta sonriendo y aplaudiendo, vestida con un suéter y saco blanco sobre un fondo beige con líneas negras.
POLÍTICA

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Muchos españoles piensan que al jubilarse podrán disfrutar sin sobresaltos del dinero ahorrado en sus planes de pensiones. Sin embargo, pocos contemplan un aspecto clave: el impacto fiscal que conlleva recuperar esos fondos.

Según datos de Inverco, más de 9 millones de personas en España han contratado un plan de pensiones individual o colectivo.

Estos productos han sido tradicionalmente atractivos por las ventajas fiscales en el momento de aportar. Pero lo que muchos desconocen es que, al rescatarlos, ese dinero tributa como si fuera una nómina más.

La  Agencia Tributaria considera los fondos rescatados como rendimientos del trabajo. Esto significa que, al sumarse a otros ingresos —como la pensión pública—, pueden situar al contribuyente en tramos más altos del IRPF.

Por ejemplo, en 2025, los tramos del IRPF establecen que quien ingrese más de 35.200 euros anuales puede llegar a tributar hasta un 37%.

Si el total supera los 60.000 euros, la cifra asciende al 45%, e incluso al 47% si se sobrepasan los 300.000 euros.

Esto implica que si una persona con una pensión pública de 22.000 euros decide rescatar de golpe 50.000 euros del plan, buena parte de ese dinero tributará a tipos elevados.

Es decir, se perderá una cantidad significativa en impuestos, a pesar de que el ahorro proviene de años de esfuerzo.

Mujer con gafas y chaqueta naranja sentada en una mesa frente a micrófono con banderas de España y la Unión Europea al fondo

¿Capital o renta? La forma también cuenta

Uno de los aspectos más importantes a la hora de rescatar un plan de pensiones es elegir cómo hacerlo. Hay tres opciones principales:

Capital: se cobra todo de una vez. Es la forma más arriesgada fiscalmente, ya que puede disparar la base imponible del IRPF.

Renta: se recibe en pagos periódicos, mensuales o anuales. Esta opción reduce el impacto fiscal al mantener ingresos constantes y controlados.

Mixto: combina ambas modalidades y ofrece mayor flexibilidad.

Además, quienes realizaron aportaciones antes del 31 de diciembre de 2006 pueden acogerse a una reducción del 40% sobre el importe en forma de capital.

Eso sí, deben hacerlo dentro del plazo establecido, que suele ser de dos años desde la jubilación.

Sin planificación, se pierde dinero

La mayoría de los rescates se realizan sin una estrategia previa. Según el Observatorio Inverco, el 80% de las personas que recuperan su plan de pensiones lo hacen sin planificación fiscal.

El resultado es demoledor: se puede perder entre el 10% y el 20% del capital ahorrado simplemente por no haber estudiado bien las implicaciones fiscales.

Mujer de cabello rizado y gafas hablando en un podio con micrófonos en un entorno institucional

Por ello, los expertos recomiendan analizar los ingresos previstos durante la jubilación, y planificar el rescate en varios ejercicios fiscales para evitar saltar de tramo. Consultar con un asesor puede marcar una diferencia notable.

Hoy en día, muchas entidades bancarias, como BBVA, CaixaBank o Ibercaja, ofrecen simuladores para calcular el impacto fiscal de diferentes escenarios.

Estas herramientas permiten anticipar cómo tributaría el plan según la cantidad rescatada y el momento elegido.

En definitiva, rescatar un plan de pensiones no debe tomarse a la ligera. Tras años de esfuerzo, una mala decisión puede traducirse en miles de euros menos en el bolsillo.

La clave está en anticiparse, estudiar bien las opciones y tener muy presente a Hacienda. Porque incluso después de jubilarse, el fisco sigue ahí.

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