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Dos hombres con traje en un evento político con un cartel que dice España responde y una imagen de fondo de una persona depositando un sobre
POLÍTICA

Así se aferra Pedro Sánchez al poder utilizando la Ley Electoral

Reduce plazos y obliga a debates públicos mientras el PSOE se hunde entre escándalos de corrupción y chantajes

El Ministerio del Interior ha iniciado por vía urgente la tramitación del anteproyecto que modifica la Ley Electoral. Esta reforma, enmarcada en el Plan de Acción por la Democracia, llega en un momento políticamente explosivo para el presidente del Gobierno.

Cercado por los escándalos de corrupción que salpican al PSOE y presionado por sus socios parlamentarios, Pedro Sánchez opta por mover ficha para asegurarse el control del próximo ciclo electoral.

Interior ha reducido el plazo de audiencia pública de quince a diez días. Lo hace amparándose en la urgencia contemplada por la Ley 50/1997.

Según el Gobierno, la necesidad de reforzar la transparencia electoral justifica este recorte de tiempos. Pero detrás de esta justificación se esconde una reforma que afecta de lleno a las reglas del juego político.

Debates obligatorios y microdatos en abierto

La norma introduce cambios relevantes. Por un lado, obliga a los medios de comunicación públicos a celebrar “al menos un debate electoral” en cada campaña.

Todos los partidos con representación parlamentaria estarán obligados a acudir. También podrán participar “grupos políticos significativos”, según la Junta Electoral Central.

La obligatoriedad no alcanza a los medios privados. Sin embargo, si deciden organizar debates, deberán respetar principios clave: pluralismo, igualdad, neutralidad y proporcionalidad. Las mismas condiciones que impone la Ley Electoral a los medios públicos.

Además, la reforma introduce la obligación de publicar los microdatos de las encuestas. Es decir, los datos individuales anonimizados que componen el sondeo.

Según el Ejecutivo, esta medida busca garantizar la fiabilidad y permitir a cualquier ciudadano verificar los resultados publicados.

No obstante, algunos expertos alertan de que podría tratarse de un intento de controlar los relatos demoscópicos. Especialmente si los datos se cuestionan desde el poder o se utilizan para desacreditar estudios independientes.

Hombre de cabello corto y canoso con traje azul y corbata rosa en un entorno urbano desenfocado

La reducción del plazo de audiencia pública impide, además, un debate sosegado sobre estas medidas. El Ejecutivo quiere cerrar esta reforma cuanto antes, antes de que los escándalos lo desborden.

El escudo legislativo de Pedro Sánchez

Esta ofensiva legislativa no llega en un contexto neutro. Al contrario, Pedro Sánchez atraviesa uno de los momentos más críticos de su carrera.

A las causas que afectan a su esposa, Begoña Gómez, y a su hermano, David Sánchez, se suma el demoledor informe de la UCO sobre el caso Koldo.

Casi 500 páginas de documentación apuntan a un presunto reparto de comisiones ilegales entre 2018 y 2021.

Un esquema que habría operado desde el Ministerio de Transportes bajo el amparo del ex secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. Las grabaciones de Koldo García revelan negociaciones de contratos públicos con sobrecostes millonarios.

Estas revelaciones han abierto grietas internas y Sánchez ya no controla a sus socios como antes. ERC y Junts aumentan sus exigencias, conscientes de la debilidad del Ejecutivo. Cada votación se ha convertido en una subasta política.

En este contexto, la reforma electoral parece una jugada defensiva. Una forma de preparar el terreno ante un posible adelanto electoral o ante un desgaste imparable.

Convertir los debates en una obligación controlada y regular el acceso a las encuestas permite manejar mejor la campaña. Dominar los tiempos, limitar sorpresas y mantener el relato oficial.

Hombre de cabello canoso y traje azul hablando frente a un micrófono en un recinto parlamentario con varias personas sentadas al fondo

Sánchez no legisla para democratizar. Legisla para resistir. La reforma electoral que impulsa busca más controlar que abrir.

Más condicionar que equilibrar. Aunque se presente como una mejora de la transparencia, los tiempos, las formas y el contenido apuntan a otra realidad.

El plan del presidente para perpetuarse en el poder ya está en marcha. Y pasa por una ley electoral a su medida. Una ley para protegerse de la oposición, de la Justicia y, sobre todo, de sus propias grietas internas.

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