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Un hombre sostiene un micrófono mientras habla, con un círculo insertado que muestra un grafiti en una pared.
POLÍTICA

Aparecen pintadas contra Podemos en el baño de la taberna de Iglesias: ¡Violadores!

No es la primera vez que este local se convierte en epicentro de escándalos relacionados con la izquierda radical

La taberna Garibaldi, propiedad de Pablo Iglesias, vuelve a ser foco de polémica en el barrio de Lavapiés, Madrid. Esta vez no ha sido por su extravagante carta de cócteles revolucionarios, sino por las pintadas halladas en su baño.

En la pared puede leerse la palabra "Podemos Violadores", lo que ha encendido la polémica en redes. El mensaje no parece casual. Coincide con las investigaciones por presuntas agresiones sexuales que salpican a fundadores de Podemos.

Juan Carlos Monedero y el exdiputado Íñigo Errejón están bajo la lupa judicial por supuestas conductas sexuales inapropiadas. El entorno de Iglesias ha preferido guardar silencio, mientras la taberna sigue operando con normalidad en Lavapiés.

No es la primera vez que este local se convierte en epicentro de escándalos relacionados con la izquierda radical. Hace unos meses, Iglesias protagonizó un violento encontronazo con el periodista Vito Quiles frente a las cámaras.

El líder de Podemos perdió los nervios durante la presentación de su libro y lanzó el micrófono al reportero de EDATV. Quiles, que le cuestionó sobre una denuncia por acoso laboral, solo recibió insultos por parte del exvicepresidente.

Una pared de baño con grafitis y mensajes escritos en varios colores.

Iglesias gritó “Los fascistas sobráis aquí” y llamó a Quiles “provocador” y “basura”, ante la mirada de los presentes. Aquella escena fue duramente criticada incluso por sectores progresistas que esperaban más templanza del exlíder.

El incidente coincidió con el inicio de su negocio hostelero, que según él, buscaba ser “un refugio antifascista”. La idea, en sus palabras, surgió “de un poeta, un cantautor y un profesor”, sin intención de lucrarse.

Sin embargo, Iglesias lanzó un crowdfunding solicitando dinero para ampliar el local, desatando críticas por incoherencia. Mientras pide aportes al pueblo, trabajadores del bar han denunciado condiciones laborales precarias y falta de pagos.

Una contradicción flagrante con el discurso de justicia social que ha defendido desde los inicios de Podemos. La editorial Navona, encargada de publicar su libro Enemigos Íntimos, también ha sido arrastrada al barro político.

Según denunció, el Ayuntamiento de Madrid le denegó un espacio público para presentar la obra de Iglesias. Desde el consistorio, dirigido por Almeida, respondieron que el uso de espacios públicos debe ser neutral y sin partidismos.

Un hombre con barba y camisa a cuadros sostiene un micrófono mientras habla, rodeado de otras personas.

Pero Iglesias, lejos de apartarse, ha usado esta negativa como excusa para atacar al gobierno municipal del PP. El exvicepresidente parece haber encontrado en el victimismo su nueva estrategia para reconectar con su base.

La taberna, entre cócteles con nombres guerrilleros y mensajes ideológicos, se ha vuelto más un símbolo que un restaurante. Y ahora, con las pintadas acusatorias en el baño, se reabre el debate sobre los escándalos que rodean a Podemos.

No se trata solo de una broma vandálica, sino de un mensaje claro de rechazo al círculo íntimo de Iglesias. El movimiento fundado por él enfrenta su momento más oscuro, marcado por causas judiciales y pérdida de apoyo social.

En Lavapiés, donde antes lo aclamaban, hoy los baños de su bar gritan lo que muchos ya no callan: “¡Violadores!”.

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