Europa Press El alarmante dato de casos de mutilación genital femenina en España
La mayoría de las niñas amenazadas con esta brutalidad tienen menos de 14 años y viven en comunidades supuestamente protegidas
La mutilación genital femenina sigue avanzando en España y las cifras ya no se pueden esconder más: 3.610 niñas están en riesgo. Se trata de un dato demoledor recogido por Save the Children, que ha lanzado la alerta ante la pasividad de las instituciones.
La mayoría de las niñas amenazadas con esta brutalidad tienen menos de 14 años y viven en comunidades supuestamente protegidas. Desde 2015, se han confirmado 13 casos. Pueden parecer pocos, pero lo cierto es que muchos más se quedan fuera del radar oficial.
En lo que va de 2024, Canarias ha reportado 74 niñas en riesgo, un aumento preocupante y que evidencia una tendencia al alza. La mayoría de las menores afectadas son hijas de familias procedentes de países como Guinea, Nigeria o Senegal.
No es que vivan en esos países. Son españolas, muchas nacidas aquí, pero siguen expuestas a prácticas medievales y crueles. El peligro suele aparecer durante las vacaciones, cuando las familias viajan a sus países de origen y allí ejecutan la mutilación.
En 2015, el Ministerio de Sanidad elaboró un protocolo común para actuar ante estos casos. En la práctica, cada comunidad autónoma aplica sus propias medidas, si es que las tiene. Resultado: descoordinación total.
Organizaciones denuncian falta de datos, escasa prevención y una ignorancia peligrosa entre los sanitarios. La mutilación genital femenina no es solo un atentado físico. Es una violencia machista salvaje que deja secuelas de por vida.
El peligro suele aparecer durante las vacaciones, cuando las familias viajan a sus países de origen | Europa Press
Infecciones, partos traumáticos, dolores constantes, disfunciones sexuales. Y, sobre todo, un trauma psicológico profundo. En Valencia, el Hospital Doctor Peset realiza cirugías de reconstrucción genital para mujeres que han sufrido esta barbarie.
Estas operaciones buscan reparar físicamente lo destruido. Pero lo emocional queda, y no siempre se trata como debería. Además, no todas las comunidades ofrecen acceso a estas cirugías, dejando a muchas mujeres sin opciones reales de recuperación.
El nuevo Pacto de Estado contra la Violencia de Género menciona el problema, pero lo hace de pasada, sin recursos asignados. Se habla de formar profesionales, unificar criterios y mejorar la respuesta institucional. Pero poco de eso se ha visto.
Sin una financiación clara ni objetivos reales, los protocolos se convierten en papeles mojados que no salvan a nadie.
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