
El acuerdo fantasma
Por Antonio Sánchez Sánchez
El pasado domingo día 22 de junio, Pedro Sánchez lo volvió a hacer. Sin previo aviso y con carácter urgente nos sacó de la tranquilidad del descanso dominical para comparecer ante la ciudadanía y explicar el acuerdo que acababa de cerrar con la Secretaría General de la OTAN, y cuyo contenido valoró como “positivo”, a su depauperado juicio. Ya constataremos si finalmente redunda en beneficio alguno para el conjunto de los españoles y cómo afectará al ya desgastado status de España en el marco internacional, en el conjunto de la UE y más concretamente en el ámbito de la referida organización militar para la seguridad y la defensa.
Como viene siendo ya habitual para asombro y estupor generalizado, Pedro Sánchez volvió a sorprender a propios y extraños. Convocó por sorpresa una comparecencia de urgencia ante una sala de prensa vacía, sin asistencia de medio de comunicación alguno para contar a los españoles la enésima milonga. Una milonga al más puro estilo sanchista.
El Presidente del desgobierno refirió que él mismo, como representante de los intereses de España en lo referente a política exterior, acababa de cerrar un acuerdo con Mark Rutte, Secretario General de la OTAN, que permitiría a nuestro país cumplir con los compromisos contraídos con la alianza atlántica preservando su unidad pero sin incrementar el gasto en seguridad y defensa hasta el 5% del PIB. Hizo referencia a los tiempos convulsos que atravesamos y a la inestabilidad política actual derivada de las amenazas que se ciernen en suelo europeo y en el cercano medio oriente por los conflictos armados, amenazas híbridas, un rebrote del terrorismo yihadista y la entrada de Irán en este contexto cuya escalada nos dejaría a un solo paso de la III Guerra Mundial.
En cuanto a la acción del gobierno en el contexto del aumento de la inversión en seguridad y defensa y a modo de escusa de mal pagador negando rotundamente el irnos al 5% del PIB, hizo hincapié en que este año se duplicará el gasto exigido por la OTAN logrando ir del 0,9% que hasta ahora se venía invirtiendo para llegar al 2,1% del PIB durante el presente año 2025. Un dato que omitió el Presidente, que la ciudadanía debe saber y del que se derivan las exigencias de EEUU, es que desde mayo de 1982, fecha en la que España entró en la OTAN tras firmar el correspondiente acuerdo de adhesión, España siempre ha tenido la obligación de invertir en torno al 2% del PIB en defensa como contribución solidaria a la OTAN, hito que España únicamente llegó a alcanzar en el año 1986, según informes de defensa, pero que fue decreciendo paulatinamente hasta situarse por debajo del 1% en la década de los 2000 y de ahí hasta nuestros días, donde no llegábamos a cumplir ni con la mitad del gasto previsto (0,9%) y desde donde se quiere llegar hasta el 2,1% durante el año en curso, asunto que de facto es imposible de alcanzar con los datos económicos actuales de deuda e inflación y ante la ausencia de unos presupuestos generales sobrepasados ya por dos anualidades. Milonga 1.
Tras un análisis forense de la urgente comparecencia, podemos advertir que entre líneas se escurre la debilidad del gobierno, que no sólo no va a dejar tras de sí piedra sobre piedra en España, sino que está transmitiendo al ámbito internacional la verdadera situación de debilidad del gobierno de España exponiendo nuestra marca en sentido vergonzante y dejando en ridículo a todos los españoles frente al resto del mundo.
¡NOSOTROS NO VAMOS A HACERLO! – dijo vehementemente Sánchez. Para delicia de sus socios de gobierno, definió como el incremento en Defensa como un “gasto innecesario y desproporcionado”, consideró que “no tiene sentido” y sería “despilfarrar miles de millones de euros”, además de que el acometer dicha inversión “no nos haría mejores aliados”, sino que “en el fondo, ello nos alejaría de la verdadera solución” en lo referente a la creación de la Unión Europea de la seguridad y defensa.
Entretanto, Sánchez continuaba con su esforzada oratoria dirigiendo miradas y gesticulando a un público que sólo existía en su mente, actuando como si se estuviese dirigiendo a un auditorio abarrotado, cuando la realidad es que estaba realizando una escenificación escalofriante ante una sala llena pero de asientos vacíos y silencio, donde su propia voz reverberaba como en una habitación sin mobiliario. Esperpéntica escena. Milonga 2.
Como última justificación a ese NO rotundo, habló sobre el coste del esfuerzo que supondría pasar del 2 al 5%, y es aquí donde se cayeron los palos del sombrajo con terror, estupor y pesadilla. Dijo sin despeinarse que ese objetivo de inversión sólo sería posible de lograr con una subida de impuestos por cada trabajador de 3.000 € al año, eliminando las prestaciones por desempleo, enfermedad y maternidad, reduciendo nada más y nada menos que en un 40% el importe de todas las pensiones y recortando en un 50% la inversión estatal en educación desde los 0 años hasta la universidad, contraponiendo de esta forma el cumplimiento de las exigencias de la OTAN a la debacle imaginable más absoluta que el mundo moderno no hubiera presenciado hasta la fecha. Pero de eliminar ni uno de sus 400 asesores (incluidos un par de ellos expertos en artes escénicas y maquillaje), nada de eliminar duplicidades, nada de adelgazar un estado hipertrofiado donde proliferan chiringuitos por doquier que suponen una terrible hemorragia que está dejando en estado crítico al paciente. No, eso no, sin embargo sí planteó un escenario apocalíptico en el que se resquebrajarían todos los pilares de la sociedad y la antinómica justicia social que el socialismo abandera para general estrépito y apretura de esfínter del conjunto de la ciudadanía. De esta manera lanzó al tejado de los españoles una pelota en extremo pesada con el único objetivo de liberarse él mismo del acuciante peso que ésta suponía y así y a la par agradar a sus socios de legislatura dando una imagen de muchacho cándido sobre el que la OTAN estaba ejerciendo un opresor e injustificado abuso encontrándose en un callejón del que no podía salir.
Cerró esta lamentable comparecencia reiterando vehementemente que “España NO va a gastar el 5% del PIB en seguridad y defensa exigido por la OTAN”.
Y con este sabor amargrio nos dejó a todos más que preocupados para el resto del domingo. Pero qué sorpresa cuando al día siguiente y con cierta premura, el Secretario General de la OTAN Mark Rutte no perdió tiempo en desmentir categóricamente ese “positivo acuerdo” que únicamente existía en la cabecita de un Presidente del Gobierno de España, quien cada día que pasa deja ver más y más muestras de su decadencia mental.
Sánchez se atrevió a simular un acuerdo ficticio y lo proclamó a los cuatro vientos intentando engañar a todos en una sala de prensa sin prensa, sobre un acuerdo que no existía y simulando mirar a un auditorio repleto que sólo estaban en su trastornada imaginación. Díganme ustedes si esto no es un bulo en toda regla. Milonga 3.
La verdad que mejor que se hubiera dedicado al cine; el perfecto “malo de la película”. En ese ámbito no hubiera hecho el daño que ya dejará cicatriz sin remedio en varias generaciones.
Todo este circo sanchista se cerró el miércoles 25 de junio tras finalizar la cumbre de la OTAN celebrada en La Haya (Países Bajos), donde los países miembros firmaron el compromiso de llevar a cabo el incremento de la inversión en seguridad y defensa hasta alcanzar el 5% en 2035. Todos incluye a España.
Por su lado, y para mayor abundamiento, Mark Rutte hizo unas declaraciones ante la prensa al finalizar la cumbre donde especificó que en el compromiso que se acababa de firmar no había excepción alguna, refiriéndose particularmente a la polémica que nos afecta y que llevó a que Donald Trump llegara a calificar a España como un problema para la OTAN.
Pedro Sánchez destapó así en La Haya su enésima milonga con una puesta en escena patética en la que no nos queda claro si efectivamente nadie quería siquiera dirigirle la palabra, o si se dedicó a sobreactuar intentando generar una imagen gris, lastimera, alicaída y ostracista, cuando finalmente posaron para la foto finish grupal y que tristemente pasará a la historia como una foto donde se coló un espectro político y que esperemos sean las últimas manifestaciones de un presidente fantasma o de un fantasma de presidente, como ustedes prefieran.
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