El pueblo de España con 20 coches por habitante en el que no conduce nadie

Patones es una pequeña localidad ubicada en la Comunidad de Madrid que, a pesar de su reducido número de habitantes, destaca por una curiosa particularidad: tiene uno de los índices más altos de automóviles por habitante en España. Este fenómeno, que resulta tan intrigante como paradójico, se da especialmente en Patones de Arriba, donde acceder con un automóvil es prácticamente imposible debido a sus estrechas y empedradas calles.

Patones: Un pueblo dividido en dos

Patones está dividido en dos partes: Patones de Abajo y Patones de Arriba. Patones de Abajo es la parte más moderna del pueblo y donde reside la mayor parte de la población. Por otro lado, Patones de Arriba es un encantador y antiguo núcleo urbano, famoso por su arquitectura de pizarra, que se ha convertido en un atractivo turístico muy popular. Sin embargo, la belleza y el atractivo turístico de Patones de Arriba vienen acompañados de una singularidad: no se puede acceder en coche.

Un índice sorprendente de coches por habitante

Según las estadísticas, Patones tiene un sorprendente número de vehículos en relación con su población. Con un censo de poco más de 500 habitantes, se estima que hay alrededor de 20 coches por cada habitante. Esta cifra convierte a Patones en el segundo pueblo de España con más automóviles per cápita, solo por detrás de algunos municipios mucho más grandes y con necesidades logísticas más complejas.

Este elevado número de vehículos por habitante en Patones es un reflejo de varios factores. En primer lugar, muchas de las propiedades en Patones de Abajo son segundas residencias, y sus propietarios suelen tener más de un coche. Además, la afluencia de turistas y visitantes que acuden a Patones de Arriba contribuye al aumento del parque automovilístico en la zona.

Patones de Arriba: un paraíso sin coches

Patones de Arriba es un pueblo que se ha mantenido prácticamente inalterado desde el siglo XVII, con sus calles estrechas y empedradas que no permiten la circulación de vehículos. Este aspecto no solo preserva la autenticidad y el encanto del lugar, sino que también garantiza una experiencia peatonal tranquila y libre de tráfico para los visitantes.

Los residentes y turistas deben dejar sus coches en los aparcamientos habilitados en la entrada del pueblo y recorrer a pie las pintorescas calles de Patones de Arriba. Este aspecto ha ayudado a conservar el carácter histórico del lugar, convirtiéndolo en un destino atractivo para aquellos que buscan un escape del bullicio de la ciudad y una experiencia auténtica en un entorno rural.

La peculiar situación de Patones, con un altísimo número de coches por habitante, pero con uno de sus núcleos urbanos inaccesible para vehículos, es un ejemplo fascinante de las contradicciones que pueden surgir en las estadísticas urbanas. Este pequeño pueblo de la Comunidad de Madrid no solo ofrece una lección sobre la conservación del patrimonio y la gestión del turismo, sino que también destaca la importancia de planificar adecuadamente el uso del espacio y los recursos en áreas tanto urbanas como rurales.