
La última y peculiar confesión de Karlos Arguiñano en el programa ‘Cocina abierta’
El carismático cocinero comparte una divertida reflexión sobre su pasado en la cocina y cómo han cambiado los tiempos
En su programa Cocina abierta, Karlos Arguiñano ha vuelto a demostrar por qué es uno de los chefs más queridos de España. Durante la preparación de unos langostinos en gabardina con salsa de lombarda, el cocinero ha hecho una peculiar confesión que dejó a su audiencia entre risas y nostalgia. Mientras utilizaba una varilla automática para la receta, Karlos no ha podido evitar comparar cómo eran las cosas en sus primeros años en la cocina.
“Menos mal estas máquinas”, comentaba Arguiñano, haciendo referencia a la comodidad de las herramientas modernas. Continuaba reflexionando sobre los duros inicios de su carrera en cocinas de hoteles emblemáticos como el Hotel Londres y Santa Cristina, Zarauz. En ellos, según ha confesado, las tareas más simples se realizaban de forma manual.

Esta espontaneidad y capacidad de conectar con el público a través de anécdotas personales es parte del secreto de su éxito. Pero, ¿cuáles son esas historias que marcan su trayectoria? ¿Cómo ha evolucionado el mundo culinario desde entonces?
La última y peculiar confesión de Karlos Arguiñano en el programa Cocina abierta
En pleno directo, Arguiñano ha recordado con detalle los días en que comenzó su carrera como aprendiz en cocinas de gran prestigio. “Antes, cuando yo era chaval, lo hacíamos todo a mano”, relataba mientras trabajaba en su receta del día.
Esta reflexión lo ha llevado a compartir momentos de su paso por cocinas de hoteles, donde las jornadas eran largas y las herramientas modernas brillaban por su ausencia. Con humor y algo de nostalgia, el chef ha descrito cómo las tareas aparentemente simples, como batir una crema o montar claras a punto de nieve, suponían un gran esfuerzo físico.

“Yo en el Hotel Londres, en Santa Cristina y otros sitios donde trabajé, estas cosas las hacíamos siempre a mano”, ha comentado. Sin embargo, lejos de quejarse, Arguiñano ha destacado cómo estas experiencias le ayudaron a desarrollar la pasión y disciplina que lo han llevado a convertirse en un referente de la cocina.
Además, ha señalado que las técnicas exigían mayor esfuerzo físico, tanto que ha destacado que él ganó mucha fuerza con este tipo de procedimientos. “Se me ponían los brazos como los de un levantador de piedras”, bromeaba.
El carisma de Karlos Arguiñano, clave de su éxito
Durante los años, Karlos Arguiñano se ha consolidado como un icono de la cocina gracias a su habilidad para conectar con el público. Sus programas no solo ofrecen recetas deliciosas y accesibles, sino también momentos de entretenimiento y reflexión, como el vivido recientemente.
El chef combina magistralmente su experiencia profesional con anécdotas personales que muestran el lado humano de la gastronomía. Su estilo desenfadado y cercano lo ha convertido en un referente no solo para los amantes de la cocina, sino también para quienes buscan un momento de desconexión.

En esta ocasión, Karlos Arguiñano quiso destacar la gran evolución que ha experimentado la gastronomía en las últimas décadas. Para el chef, la tecnología ha permitido que las tareas sean más rápidas y menos exigentes físicamente, algo que valora especialmente.
La reflexión de Karlos Arguiñano en Cocina abierta demuestra que, aunque los tiempos cambian, la pasión por la cocina es el ingrediente principal del éxito. Sus anécdotas sobre los inicios de su carrera inspiran a las nuevas generaciones a valorar el esfuerzo y la dedicación. ¿Qué otras historias nos seguirá regalando este carismático chef?
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