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Montoya, al fondo un dibujo de megáfono dentro de una explosión de cómic
CORAZÓN

Montoya suelta lo más grande tras perder 'Supervivientes' y todo da un giro de 180º

Aunque Montoya no ganó 'Supervivientes', sus palabras tras la final han sorprendido a todos los espectadores

Anoche, en una final cargada de tensión y sorpresas, José Carlos Montoya quedó en tercera posición en Supervivientes 2025. Su nombre había sido uno de los más repetidos durante toda la edición y muchos lo daban por ganador. Sin embargo, tras la victoria de Borja, Montoya soltó lo más grande, dando un giro de 180º: lejos de la crítica o la decepción, se mostró orgulloso y en paz.

La escena fue tan impactante como emotiva. El que había sido uno de los concursantes más carismáticos salía sonriente de las instalaciones de Mediaset, declarando estar feliz por su "medalla de bronce". ¿Cómo explicar este cambio de guion en uno de los protagonistas más intensos de la edición?

Montoya lleva una camiseta rosa mientras habla en un entorno con poca luz. Captura de 'Supervivientes'

Montoya suelta lo más grande tras perder Supervivientes

José Carlos Montoya se convirtió, desde el primer día, en uno de los nombres más pronunciados de Supervivientes. Procedente de Utrera y con una mochila emocional a cuestas tras su paso por La Isla de las Tentaciones, llegó a Honduras con el objetivo de sanar heridas. Lo que no imaginaba era que debería convivir con dos personas fundamentales en su pasado: Anita Williams y Manuel.

Esa convivencia forzosa marcó su concurso desde el principio. Pero lo que comenzó como una herida abierta terminó transformándose en una reconciliación sorprendente. Su vínculo con Carmen Alcayde, al que llamaban cariñosamente "las viejas del visillo", se convirtió en uno de los pilares más entrañables del programa.

Contra todo pronóstico, Montoya no fue el vencedor. Tras la expulsión de Anita nada más comenzar la gala, el andaluz cayó en el televoto frente a Borja y quedó en el tercer puesto. Sin embargo, lo que nadie esperaba era su reacción ante las cámaras de Europa Press al abandonar el plató: "Bueno, estoy contentísimo, muy feliz".

Borja y Montoya se enfrentan por el pase a la final de 'Supervivientes'

Sus palabras, lejos de la amargura, estaban cargadas de agradecimiento. "Superorgulloso, claro, por Dios, muy agradecido a la gente por el cariño, de verdad, gloria bendita", exclamó. Esa sinceridad, mezclada con entusiasmo, desmontó cualquier atisbo de resentimiento.

Montoya demostró haber transformado su paso por el reality en una experiencia personal: "Estoy contento de donde he llegado, estoy superfeliz. Es una experiencia maravillosa. Para mí ha sido una sanación", afirmó con una gran sonrisa.

Lo que más destacó Montoya en su intervención fue su autenticidad. "Estoy superorgulloso de haber sido yo mismo desde el minuto cero", remarcó, defendiendo con firmeza su manera de vivir el concurso. En un formato donde las estrategias muchas veces eclipsan la esencia de los participantes, estas palabras resonaron con fuerza.

Todo da un giro de 180º tras las palabras de Montoya al perder Supervivientes

Montoya no solo habló de sí mismo, también se pronunció sobre el resto de finalistas con un tono sorprendentemente generoso. Al preguntarle por el resultado final, su reacción fue clara: "Perfectísimo, son grandes titanes los 21 que han estado. Borja también, lo amo, grande y felicidades".

Incluso habló sobre el segundo clasificado, Álvaro Muñoz Escassi, con quien había tenido varias tensiones en el pasado. "Escassi segundo… también merece el premio", comentaba, confirmando su actitud conciliadora y abierta.

Montoya sonríe con los brazos abiertos en una calle de noche rodeado de otras personas.

Para muchos espectadores, estas declaraciones fueron una muestra de madurez. En vez de alimentar polémicas o avivar enfrentamientos, Montoya optó por la elegancia y la empatía, reconociendo el esfuerzo de sus compañeros.

A pesar de los roces vividos en Supervivientes, su discurso post-concurso deja ver una reconciliación interior con la experiencia completa. Montoya no olvida lo vivido, pero lo mira ahora con una perspectiva más amplia y agradecida. Sin duda, se trata de un giro de 180º, no solo por el resultado inesperado, sino por la lección de humildad y crecimiento personal que ha dejado en la final.

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