
La increíble y fuerte decisión de Óscar Díaz tras hacerse millonario en 'Pasapalabra'
Óscar Díaz ha reaparecido en 'Espejo Público' y ha desvelado qué ha hecho con todo el dinero que ganó en 'Pasapalabra'
Hace justo un año, Óscar Díaz se convirtió en uno de los grandes protagonistas de la televisión al completar con éxito 'El Rosco' de Pasapalabra. El madrileño logró llevarse a casa un bote de 1.816.000 euros, uno de los mayores premios entregados en la historia del concurso. Ahora ha reaparecido y ha desvelado cuál es su decisión: dejar su trabajo, pero no pagar toda su hipoteca.
Contra todo pronóstico, Óscar ha demostrado que ganar una fortuna no implica necesariamente un cambio radical de vida. Su historia ha llamado la atención no solo por el dinero conseguido, sino por la manera en la que ha decidido gestionarlo. Dejó su empleo, pero ha optado por no pagar de golpe la hipoteca de su casa, una decisión que ha generado muchas preguntas.

Antes de hacerse millonario, Óscar trabajaba en el ámbito de la comunicación en torneos de golf, un campo que le apasiona desde hace años. Tras ganar el bote, decidió abandonar esa etapa profesional para dedicar tiempo a lo que realmente le gusta, pero sin la presión de tener que ganarse la vida con ello. Ahora, con más libertad, está escribiendo un ensayo sobre golf, un proyecto que asume con calma y motivación personal.
Lo curioso es que, pese a su desahogo económico, Óscar ha mantenido la hipoteca de su vivienda. "Seguimos pagándola cada mes", ha confesado, explicando que prefirió no amortizarla de forma anticipada. Esa decisión refleja una visión tranquila y estructurada de su nueva etapa, en la que prioriza la estabilidad y la organización frente a los impulsos.
La decisión de Óscar Díaz con su dinero
En sus propias palabras, lo importante no era eliminar deudas, sino ganar tiempo y serenidad para disfrutar de su vida. Aunque podría haberse quitado la hipoteca de encima con un simple trámite, Óscar Díaz ha preferido mantener su ritmo y su rutina familiar. Para él, el premio no ha sido un pasaporte a los lujos, sino una herramienta para vivir con mayor libertad y sin agobios.

Uno de los aspectos que más ha sorprendido es su reacción ante el impacto fiscal del premio. De los 1,8 millones, cerca de 800.000 euros fueron a parar a Hacienda, según reconoce el mismo Óscar Díaz.
Lejos de mostrar enfado, lo asumió con naturalidad: “Es lo que toca”. Acabó aceptando que las normas fiscales son las que son, aunque admite que “la ley es imperfecta”.
Aun con ese recorte, el millón restante le ha permitido reordenar su vida y dar tranquilidad a su entorno. No se ha comprado un coche nuevo ni ha cambiado de casa, y los caprichos han sido mínimos. Solo destaca una escapada a la Toscana con amigos como uno de los pocos lujos que se ha permitido en este tiempo.
Óscar Díaz, muy pendiente de Pasapalabra
Óscar ha decidido seguir en contacto con su lado más artístico y personal. Ensaya con su banda musical de siempre, no por exposición pública, sino porque le gusta compartir tiempo con quienes lo acompañaron en los momentos más duros. El dinero no ha cambiado su entorno afectivo ni su forma de relacionarse con los demás.
También ha confesado que sigue viendo Pasapalabra cada tarde, como si aún formara parte del concurso. “Una vez metido en vena, es complicado sacárselo”, comentaba con humor al visitar recientemente el plató de Espejo Público. Su vínculo con el programa sigue intacto, y aún conserva la base de datos con la que se preparó para ganar 'El Rosco'.

Ese nivel de preparación fue extremo, hasta el punto de que, según él mismo reconoce, estudió más que para una oposición que aprobó con solo 19 años. Su disciplina y constancia lo llevaron al éxito, pero también lo agotaron. Ahora, tras haber alcanzado su meta, ha reducido el ritmo, aunque sigue estudiando por placer.
Óscar Díaz ha demostrado que la verdadera riqueza no está solo en el dinero, sino en cómo se elige utilizarlo. Ha dejado su trabajo, pero sin romper con su pasión; ha ganado un premio millonario, pero sigue pagando la hipoteca. Su historia, marcada por la serenidad y el equilibrio, es una excepción admirable en un mundo que muchas veces asocia la fortuna con el derroche.
El exconcursante se muestra hoy agradecido, tranquilo y centrado. Ha sabido tomar decisiones que reflejan sensatez, madurez y una perspectiva muy poco habitual ante un cambio de vida tan grande. Su caso se ha convertido, sin duda, en un ejemplo de cómo gestionar el éxito sin perder el norte.
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