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Alberto de Mónaco y Carolina de Mónaco posan para una foto, una de ellas lleva gafas y bufanda morada, mientras que la otra tiene una expresión sonriente.
CORAZÓN

El golpe que Carolina de Mónaco, hermana de Alberto II, no ha podido superar

En su trayectoria personal, ha vivido tres historias de amor que dejaron una profunda huella en su vida

A lo largo de las décadas, Carolina de Mónaco se ha consolidado como un icono de estilo, elegancia y discreción. Hija de una estrella de Hollywood y de un príncipe europeo, nació con el destino escrito en letras doradas.

Sin embargo, más allá de las apariencias, su historia ha estado marcada por grandes alegrías, pero también por momentos de profundo dolor. Princesa, madre, abuela y mujer con carácter, Carolina ha sabido mantenerse en pie ante las embestidas de la vida.

Una persona con un elegante sombrero beige adornado con una red y un vestido con detalles brillantes.

El golpe que Carolina de Mónaco no ha podido superar

En el ámbito sentimental, su vida ha estado marcada por tres grandes relaciones. Tenía solo 21 años cuando contrajo matrimonio con Philippe Junot, un hombre catorce años mayor que ella. Aquella historia fue breve y no exenta de controversia.

La diferencia de edad y estilos de vida acabó pesando, y el matrimonio terminó en divorcio apenas dos años después. Con el tiempo, la propia princesa reconocería que aquella unión fue precipitada, fruto de la juventud y la presión mediática.

Carolina de Mónaco sonriente con un vestido azul de encaje en un evento formal.

El gran amor de su vida llegaría después: Stefano Casiraghi. Empresario italiano y apasionado del deporte, conquistó a Carolina por su espontaneidad y energía. Juntos formaron una familia y tuvieron tres hijos: Andrea, Carlota y Pierre.

Su relación, lejos de los focos del glamour, reflejaba una complicidad genuina. Sin embargo, el destino volvió a sacudir la vida de la princesa. En octubre de 1990, Stefano perdió la vida en un accidente náutico durante una competición en aguas de Mónaco.

Una ola volcó violentamente su embarcación. Mientras su copiloto, Patrice Innocenti, sobrevivió al impacto, Stefano murió pocos minutos después del siniestro. La tragedia conmocionó a todo el Principado y dejó a Carolina viuda con apenas 33 años y tres hijos pequeños.

Un hombre con gafas de sol y chaqueta blanca, mirando hacia un lado.

El último amor de Carolina de Mónaco

Pese al dolor, con el tiempo volvió a encontrar compañía en Ernesto de Hannover, con quien tuvo a su hija menor, Alejandra. Aunque su relación no estuvo exenta de polémicas y distanciamiento, este vínculo representó un nuevo intento por rehacer su vida.

Carolina, a lo largo de los años, ha demostrado una resiliencia admirable. Su imagen pública ha sido el reflejo de una mujer que ha sabido vivir entre el deber, el amor y la pérdida, con una dignidad que solo las verdaderas princesas poseen.

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