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Jaime de Marichalar con traje oscuro y corbata roja junto a la infanta Elena con chaqueta azul, ambos mirando al frente con expresión seria
CORAZÓN

Confirmado lo de la infanta Elena y Jaime de Marichalar: ha pasado algo especial

La expareja se ha reencontrado en una exclusiva boda aristocrática celebrada este fin de semana en Toledo

Después de años sin compartir espacio público, la infanta Elena y Jaime de Marichalar han coincidido este fin de semana en Toledo en un evento de alta alcurnia. La noticia se ha confirmado tras la difusión de imágenes que revelan el reencuentro de la expareja durante la boda del aristócrata Miguel Matossian y la diseñadora Casilda de Nicolás. Aunque no se saludaron ni compartieron escena, su mera coincidencia ha despertado un sinfín de interpretaciones.

Ambos llegaron por separado a la Iglesia de San Juan Bautista para asistir a la ceremonia, celebrada este sábado por la tarde. Ella lo hizo elegante y discreta, él con rostro serio y apoyado en su bastón. ¿Qué significado puede tener este encuentro inesperado tras tantos años de distancia pública?

Jaime de Marichalar i la Infanta Elena posando en diferentes entornos, una con bufanda y otra con sombrero.

Se confirma el reencuentro de la infanta Elena y Jaime de Marichalar en una boda

La infanta Elena y Jaime de Marichalar fueron una de las parejas más visibles y comentadas de la Familia Real entre 1995 y 2009. Su matrimonio, y posterior separación, marcó un antes y un después en la vida institucional de la hija mayor de Juan Carlos I. Desde su divorcio, ambos han llevado vidas independientes y han evitado coincidir públicamente, incluso en actos familiares.

Sin embargo, la boda celebrada en Toledo este fin de semana ha roto con esa dinámica. En un contexto social que une tradición aristocrática y nuevas generaciones, el inesperado reencuentro ha llamado poderosamente la atención. Y es que, más allá de los focos y el protocolo, la presencia simultánea de ambos en el mismo evento abre interrogantes sobre su relación actual y su entorno más cercano.

La ceremonia que propició este reencuentro fue la boda de Miguel Matossian, nieto de la princesa Tessa de Baviera, con la diseñadora Casilda de Nicolás. Un enlace que reunió a buena parte de la nobleza y la alta sociedad española en la Iglesia de San Juan Bautista.

La infanta Elena con gafas de sol y cabello largo camina por una calle, vestida con un traje oscuro y una camisa de lunares, mientras un motociclista pasa por detrás.

Según reflejan las imágenes del evento, la infanta Elena llegó sola al lugar de la ceremonia. Vestía un conjunto de dos piezas con falda plisada y chaqueta azul eléctrico de manga francesa con detalle floral. Su estilismo, sobrio, pero elegante, se completaba con el cabello suelto y gafas oscuras, necesarias para soportar las altísimas temperaturas de casi 40 grados.

Por su parte, Jaime de Marichalar entró al templo por una puerta distinta, acompañado de su inseparable bastón. Su presencia no pasó desapercibida, especialmente porque también asistió su hermano Amalio, con quien mantiene una relación estrecha.

La infanta Elena y Jaime de Marichalar se reencuentran en un evento público

Todo indica que la expareja no se dirigió la palabra en público. Sin embargo, el hecho de ver a la infanta Elena y a Jaime de Marichalar en el mismo lugar tras años de distancia física y mediática ha provocado un auténtico revuelo. Para muchos, este encuentro silencioso podría indicar una posible distensión en su relación, o al menos, un intento de cordialidad institucional.

Cabe recordar que ambos comparten dos hijos, Froilán y Victoria Federica, que sí mantienen relación con ambos progenitores. De hecho, en varias ocasiones han servido de nexo entre sus padres. Sin embargo, en esta ocasión ni Froilán ni Victoria estuvieron presentes en el enlace, lo que refuerza aún más el carácter sorpresivo de la coincidencia.

Jaime de Marichalar con gafas de sol y bastón camina por la calle, vistiendo un abrigo marrón y corbata azul, con un edificio de ladrillo de fondo y varias personas y un coche blanco detrás.

Aunque no hubo saludo ni intercambio, la escena ha sido interpretada por algunos asistentes como un gesto de madurez y respeto mutuo. Según fuentes cercanas a algunos invitados, se notaba cierto nerviosismo en el ambiente cuando se supo que ambos estarían allí. Sin embargo, todo transcurrió con absoluta discreción.

Este reencuentro entre la infanta Elena y Jaime de Marichalar en una boda de la alta sociedad no ha pasado desapercibido. Aunque no hubo gestos afectivos ni conversaciones públicas, la sola coincidencia revela una nueva etapa de cordialidad o, al menos, de respeto silencioso. ¿Será este el inicio de un cambio en su relación o simplemente un encuentro fortuito?

➡️ Corazón

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