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Carlos III y Camila Parker sonríen mientras el príncipe Guillermo aparece en un círculo rojo en la esquina superior derecha.
CORAZÓN

Carlos y Camila confirman un grave contratiempo: Guillermo se debe preocupar

Los monarcas británicos, Carlos III y Camila, confirman un revés inesperado al heredero al trono de Inglaterra

Una de las residencias más simbólicas del rey Carlos III ha tenido que cerrar sus puertas de manera repentina. Sandringham, ubicada en Norfolk y muy apreciada por el monarca, suspendió su actividad este jueves 1 de mayo debido a una emergencia técnica que afectó varios espacios de la propiedad.

Un cierre por problemas de fontanería

La administración del lugar comunicó a través de redes sociales que la causa del cierre fue una avería en el sistema de fontanería. La falla obligó a detener el acceso al público en todos los espacios, incluidos los jardines, el restaurante y el patio interior. "Disculpen las molestias y agradecemos su comprensión", indicaron en un escueto comunicado.

Primer plano de Carlos III con un traje azul

Esta situación sorprendió a visitantes y al propio equipo de trabajo, ya que Sandringham apenas llevaba un mes abierto al público. En abril, el rey había dado luz verde para recibir a turistas hasta octubre, invitándolos a conocer el corazón de una finca con gran carga histórica y emocional. Aunque no se ha confirmado si Carlos III tenía programada una visita a la propiedad esta semana, es habitual que el soberano viaje a Sandringham con bastante regularidad.

El retiro de Carlos III en tiempos difíciles

Para Carlos III, Sandringham es mucho más que un destino rural. Es un lugar de descanso y recuperación, donde ha encontrado refugio desde que recibió su diagnóstico oncológico a principios de 2024. Lejos del ambiente institucional de Londres, el entorno natural de Norfolk le permite desconectar del ritmo palaciego.

Allí, rodeado de privacidad, ha pasado días importantes no solo para su bienestar físico, sino también emocional. Sus paseos por el campo, los momentos de reflexión en los jardines y las reuniones privadas con sus asesores han convertido esta casa en un punto clave de su recuperación. El lugar también le ha servido para mantener en pie algunas de sus obligaciones como jefe de Estado, demostrando que, a pesar de su salud, no ha abandonado sus funciones reales.

Una pareja mayor sonríe mientras camina por un jardín con flores y árboles a su alrededor.

Una residencia con historia y valor simbólico

Sandringham tiene un lugar especial en la historia de la familia real británica. A diferencia de otras residencias reales que pertenecen a la Corona, esta finca es propiedad privada de Carlos III. Fue adquirida en 1862 por el príncipe Alberto como regalo para su hijo Eduardo, quien luego se convertiría en Eduardo VII.

Con más de 8.000 hectáreas, la propiedad alberga jardines, tierras agrícolas, bosques e incluso una iglesia: Santa María Magdalena. Un enclave famoso por ser el escenario del tradicional servicio navideño de la familia real. Fue también uno de los rincones favoritos de la reina Isabel II, quien solía pasar allí largos periodos, especialmente en Navidad.

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